Si estás en paro, cosa tuya

6 september, 2009 3 Af Sonia

Mientras en España el gobierno quiere poner en marcha la controvertida subvención de 420€ para todos aquellos que no reciben ninguna prestación, la Ministra de Trabajo danesa, Inger Støjberg, ha dicho: “Es responsabilidad de cada uno prepararse para el caso de estar sin trabajo. Es una elección personal, contratar o no, un seguro de desempleo.”Desempleo seguro

Según los cálculos de la Confederación de Sindicatos de Dinamarca (LO), hay 71.000 daneses en paro sin ningún tipo de ingresos, es decir el 2,5 % de la población activa. Principalmente son jóvenes con menos de 29 años los que están exentos del subsidio de desempleo. Esto puede deberse a que tienen sus propios ahorros o que hay algún miembro en la familia que percibe un sueldo relativamente alto. El estado considera en estos casos, que la persona en cuestión tiene suficientes recursos para mantenerse y por ello no necesita de ayuda pública.

Aunque en un principio pueda resultar completamente lógico que sólo se tenga acceso a una subvención cuando no exista ningún otro medio de subsistencia, lo que resulta chocante es el salto de perspectiva realizado por la ministra para dar fin a la ayuda al desempleo. Ya no es el estado quien debe proteger, especialmente en tiempos de crisis, a aquellos que pierden su trabajo y por tanto su medio de subsistencia, es una responsabilidad personal haber contratado un seguro de desempleo o tener ahorros suficientes para mantenerse cuando vengan malos tiempos. Una asombrosa marcha atrás en política social en la que la solidaridad se deja de lado para dar lugar al “cada uno es responsable de sí mismo”.

Contrasta esta concepción del papel del estado, cada vez más extendida entre el gobierno de derechas danés, con la tendencia del partido socialista en España a derrochar en subvenciones. Esta dispar situación parece un claro ejemplo del “ni tanto, ni tan calvo”.

EspiralPor un lado, la creencia en el estado del bienestar obliga a la solidaridad, a sostener con el esfuerzo tributario de todos los ciudadanos a los enfermos, los discapacitados, los que necesitan formación, los que necesitan una oportunidad, a los que las circunstancias sitúan en un mal momento… Pero esto no quiere decir que la única vía para hacerlo sea la subvención directa. Se trata únicamente de una solución a corto plazo de la que se suelen beneficiar no sólo los que lo necesitan, sino también los aprovechados acostumbrados a vivir de ella, los del “no voy a ser yo menos” que teniendo de sobra no desperdician la oportunidad de tener un poco más.

Por otro, se puede atribuir la plena responsabilidad al ciudadano sobre sí mismo para encontrar un modo de sobrevivir cuando vengan mal dadas, pero es difícil imaginar como alguien puede evitar, por ejemplo, que llegue un día en que por un accidente no se pueda seguir trabajando, caer en una depresión y necesitar una baja, ser despedido por la crisis económica y no poder encontrar un nuevo trabajo en meses… Sin el colchón salvavidas del estado, detrás de un tropiezo sólo espera la miseria y en nuestra sociedad es imposible escalar desde el fondo del pozo.