Porno disfrazado de reality o todo lo contrario
Tríos, desnudos integrales masculinos y femeninos, relaciones lésbicas, sexo explícito en cada episodio… Bienvenidos a Paradise Hotel, el reality show de moda en Dinamarca.
Paradise Hotel se emite de lunes a jueves, a las diez de la noche, en una de las cadenas convencionales danesas. El programa consiste en un grupo mixto de jóvenes que conviven por un tiempo en un hotel de lujo en México formando parejas, que se alían y traicionan constantemente para continuar o no en el programa, y dónde al final sólo quedará la pareja ganadora. Los concursantes son forzudos despampanantes que se pasean en bañador junto a bellezas nórdicas de grandes pechos y estrechas cinturas que siempre visten ligeras de ropa. Una delicia para los sentidos.
Dado que el roce hace el cariño, no ha sido extraño que, a base de compartir la misma habitación y dormir en la misma cama, se generan parejas en este show que no sólo se propiciaran arrumacos sino que en ocasiones, cubiertos de la mejor manera posible por las sábanas, practicaran el sexo. Es más, el sexappeal o la habilidad para mercadear con el encanto personal se han utilizado como arma a la hora de crear alianzas aunque esto implicara una cierta traición o infidelidad dentro de las parejas formadas al albor del show. En la edición anterior, uno de los que se perfilaban como vencedores, y sin duda el que adquirió un nivel de fama mayor, fue un chico, experto en compartir su cariño, que pudo alardear de ser el primero en tirarse a tres mujeres diferentes a lo largo del programa.
Este año llegamos a la novena edición y los participantes han entrado con una lección aprendida, el sexo abre puertas, crea alianzas, genera fama. Por ello, cada edición del programa se convierte en una bacanal romana, especialmente después de las fiestas nocturnas en las que se abre la barra libre y el nivel etílico sube entre los concursantes. En ese momento, entre bailes más o menos provocadores y desnudos más o menos integrales, se puede ver a mujeres besándose a tornillo con la esperanza de provocar a sus compañeros masculinos, parejas follando en los sofás mientras otros disfrutan del espectáculo, chicas que deciden permitir que uno de sus compañeros disfrute de sus encantos a dúo, sexo explícito más o menos convencional con más o menos sábanas de por medio… Incluso algunos concursantes ofrecen abiertamente sexo a cambio de votos para mantenerse en el show.
Los participantes aseguran que no se comportan dentro del hotel de manera diferente a como lo hacen en la vida real. Por tanto hemos de suponer que cuando Peter, uno de los favoritos, alardea de ser el primero en el reality de haber estado dos veces “entre dos pares de tetas de silicona”, no se debe a una actuación sino que en su día a día también considera que una mujer no es más que sus pechos. Si cada una de las participantes femeninas practica o intenta practicar el sexo con un determinado concursante una y otra vez como apuesta para seguir en el show, será que están convencidas de que vender sus encantos es una buena manera de conseguir sus objetivos. Tan normal, tan normal, son estos comportamientos que, cuando alguien califica el hotel de burdel o la oferta sexual como moneda de cambio para continuar en el show de prostitución, hay quien se lleva las manos a la cabeza y dice que así son los jóvenes y que el mismo espectáculo se ve en cualquier playa.
Curioso alarde de exhibicionismo, promiscuidad y sexo vacío de sentimientos para conseguir algo tan efímero, tan impalpable como la fama. El ansia de “ser conocido” más allá de todo límite.
Algunos momentos del programa:
http://ekstrabladet.tv/flash/article1324959.ece
http://ekstrabladet.tv/flash/article1319100.ece
http://ekstrabladet.tv/flash/article1315618.ece
Un par de artículos críticos con el programa (en danés):
Paradise: Der er noget om Porno-snakken
Paradise er prostitution og kneppe-tv
Paradise er en verden, der ikke eksisterer