La última morada de los reyes daneses

La última morada de los reyes daneses

9 november, 2011 2 Af Sonia

Si viajas a Dinamarca con tiempo suficiente para visitar algo más que Copenhague, uno de esos lugares de parada obligatoria es Roskilde, una pequeña ciudad al noroeste de la capital a la que es posible llegar en a penas 25 minutos en tren.

Roskilde guarda dos tesoros turísticos de gran valor: el museo vikingo, en el que podemos ver los barcos rescatados del fondo del fiordo y sus reconstrucciones, y la catedral, una impresionante edificación en ladrillo rojo, declarada patrimonio de la humanidad, que sirve como mausoleo para los reyes daneses.

Quizás otro día te cuente porqué merece la pena coger el tren hasta Roskilde y visitar su museo, pero hoy quiero hablarte de la magnífica catedral de un estilo a medio camino entre el románico y el gótico, impregnada de los detalles únicos de la arquitectura nórdica.

Su signo distintivo, lo que la hace diferente a todo lo que hayas visto antes, es su condición de mausoleo. Las capillas que hace siglos, en sus orígenes católicos, guardaban santos y altares, se han convertido en majestuosos monumentos funerarios que marcan el paso del tiempo a través de los cambios de estilo arquitectónico y escultural desde el s.XV hasta nuestros días. De hecho, la catedral ya tiene un espacio reservado para el sarcófago de la actual reina de Dinamarca, Margarita II, y en él se exhibe un boceto del trabajo en cristal y oro que guardará sus restos mortales.

Merece la pena tomar de la mano el folleto que te entregan junto a la entrada y realizar la visita, en la medida de lo posible, en orden cronológico. Disfrutarás de un viaje en el tiempo por el mundo del arte y la historia de Dinamarca. Desde Harald Blåtand cuyos restos se cree que están guardados en uno de los cuatro pilares del altar mayor, pasando por la gran reina Margarita I que consiguió tener bajo su dominio Dinamarca, Noruega y Suecia, hasta Federico IX, padre de la reina actual, quien descansa en una sencilla tumba de piedra en el exterior junto a la puerta principal.

Fuente: www.kulturarv.dk

Si además eres de los que disfrutan del lado misterioso de los grandes edificios históricos y te gusta conocer sus leyendas y curiosidades, la catedral de Roskilde también guarda algunos secretos. Aquí te dejo cuatro de las muchas historias que se cuentan para añadir así un poquito de sal y pimienta a tu paseo entre sus muros centenarios.

Disfruta de la visita, merece la pena.

La tumba del caballo fantasma

La girola de la catedral de Roskilde guarda desde el siglo XIV la tumba del caballo fantasma, una losa negra pulida que sobresale del suelo.
Antiguamente la gente solía escupir sobre ella para espantar la mala suerte dado que las leyendas cuentan que un caballo fantasma es un ser de tres piernas y ojos de carbón incandescente que anuncia la muerte y la mala suerte. Cruzarse con un caballo fantasma, Helhest, es una sentencia de muerte segura.

Tanta superstición rodeaba la tumba que en 1970 fue abierta para descubrir su contenido. Sorprendentemente, en lugar del esqueleto de un equino, aparecieron huesos pertenecientes a varias personas. Quienes son, porqué están enterrados allí o porqué esta tumba está rodeada de tan negra leyenda es un misterio.

Jep Heye, el cantante de la catedral

Uno de los epitafios más curiosos de las losas funerarias del suelo de la catedral de Roskilde es el que cuenta la historia del cantante de la catedral Jep Heye.

La leyenda en relieve relata su repentina e inesperada muerte cuando fue a visitar a Klaus Daa en la localidad de Ravnstrup. Allí se emborrachó a base de hidromiel y aguardiente con pimienta y al volver a casa le sorprendió una gran tormenta con lluvia frío y viento. Por este motivo, decidió tumbarse dentro del carro a dormir esperando que pasara la tormenta y cayó en un sueño tan profundo que no se le pudo despertar, ni siquiera haciendo sonar todas las campanas de la catedral. Por eso todavía sigue sumido en el sueño al resguardo de la Catedral de Roskilde.

Søren Olsen

En otra de las lápidas del suelo de la catedral podemos encontrar grabado un esqueleto rodado por una serpiente y que sostiene entre las manos un reloj de arena.

Una leyenda dice que la losa se corresponde a la tumba de la hija de un canónigo que murió por su propia vanidad y egoísmo.

Su padre debía viajar al extranjero y antes de irse le entregó una importante suma de dinero para que, en caso de que muriera durante el viaje, lo diera en su nombre como limosna para los necesitados. El canónigo falleció y su hija, movida por la codicia, decidió emplear el dinero destinado a los pobres en un collar para sí misma. En cuando lo colgó de su cuello, el collar se transformó en una serpiente que comía todos los alimentos que la chica intentaba llevarse a la boca. Así, después de dos días, la hija del canónigo moría de inanición.

Sin embargo, no parece haber nada de cierto en esta leyenda ya que la tumba pertenece al propio canónigo, Søren Olsen, y el símbolo del esqueleto con el reloj de arena era muy común en el siglo XVI, época de la que data la tumba.

Botín de guerra

El monumento funerario de Christian III que se encuentra en la capilla de los tres reyes magos estuvo en 1576 en manos de las tropas españolas.

Estas lo tomaron como botín de guerra en la conquista de la ciudad holandesa de Antwerpen, lugar dónde residía el escultor al que se había encargado la obra.

Su viuda tuvo que pagar 1000 florines cómo rescate y así poder entregar la escultura a los reyes daneses.